La fijación

La denominada como fijación es otro de los bloques a los que se suelen enfrentar muchísimos psicoterapeutas Gestalt en su consulta día a día. Y, precisamente, como ya hemos visto en varias ocasiones, para resolverlos el terapeuta tiene a su disposición todo un conjunto de estrategias terapéuticas por bloqueos especialmente útiles en este sentido.

Eso sí, el terapeuta deberá siempre tener en cuenta que lo recomendable es utilizar estas estrategias cuando tiene que prestar atención tanto al ciclo de la experiencia como los bloqueos de cada fase que se producen durante este ciclo.

Si te interesa este tema tanto como a nosotros, te recomendamos hacer un repaso sobre las diferentes estrategias por bloqueos sobre la que ya te hemos hablado en momentos anteriores:

  • Introyección: aquel material que has adoptado para tu sistema de comportamiento pero que no has asimilado de tal manera como para que se trasforme en una parte genuina de tu propio organismo.
  • Desensibilización: el paciente bloquea su propia sensibilidad a los sentimientos (o sensaciones) que puedan provenir de dos fuentes: o bien de una percepción interna, o bien de una percepción externa.
  • Proyección: atribuir a otras personas determinados pensamientos, emociones, creencias o actitudes consideradas como propia, quienes las proyectan pero no asumen su responsabilidad sobre tales pensamientos o actos.
  • Retroflexión: consiste básicamente en hacerse a sí mismo lo que le gustaría hacerse a otros, pero exclusivamente en términos agresivos/violentos.
  • Deflexión: tiene relación con evitar el contacto poco después de iniciar la acción que persigue el objetivo de cerrar la Gestalt.

No obstante, en esta ocasión vamos a ahondar un poco más y descubrir más sobre otro bloqueo común en Gestalt y su correspondiente estrategia para poder resolverla fácilmente: la fijación.

¿Qué es la fijación y en qué consiste?

La fijación es recordar una determinada experiencia, acto o situación que se repite de forma constante en nuestra cabeza, y que puede resultarnos o no molesta. Aunque, precisamente, lo más habitual es que sean recuerdos de situaciones incómodas o dolorosas, que se repiten y a las que seguimos dándoles vueltas.

Dentro de la propia fijación debemos destacar la presencia de dos fuerzas polares que interfieren en el proceso: por un lado la compulsión y obsesión, y por otro la denominada como mentalidad lábil.

La estrategia para tratar este bloqueo consiste en buscar anclajes en el cuerpo de la persona o en figuras alternativas para que a la persona le sea sencillo resolver esos pensamientos y no volver a tenerlos. De esta forma conseguimos que el proceso no se quede a medio camino.

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