Nos encontramos en pleno mes de agosto, un mes considerado como uno de los periodos más clásicos o característicos del verano, ya que tiende a ser muy habitual que durante esta época del año muchas personas se tomen esas tan ansiadas –y esperadas- vacaciones.

También supone en muchas ocasiones el final del verano, ya que aunque oficialmente el verano no acaba hasta mediados de septiembre, la realidad es que con el final de las vacaciones, para la mayoría de las personas también supone el final irremediable del verano.

Suele ser habitual que en los últimos días de las vacaciones nos sintamos apáticos, malhumorados, e incluso depresivos. Se debe sobretodo a las ansias que hemos puesto en estos días de descanso, lo que nos supone una auténtica “odisea” volver a la rutina diaria y, sobretodo, a nuestros quehaceres diarios después de haber estado un tiempo desconectados y descansando.

Cómo afrontar el final del verano con energía

Para que el final del verano, y por tanto de las vacaciones, no nos suponga momentos de angustia o depresión, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿qué nos impide disfrutar de nuestro día a día cuando volvamos de vacaciones? ¿Tal vez sea que nuestro trabajo no nos gusta? ¿O bien que deseamos seguir de vacaciones?

En muchas ocasiones afrontar el final del verano con optimismo supone disfrutar también de todo aquello que nos espera a la vuelta de las vacaciones: nuestra casa, nuestras cosas, nuestros amigos, nuestro día a día…

Es fundamental sacar todo lo positivo de esos momentos y, claro está, recuperar también con cariño todo cuanto hemos hecho durante las vacaciones. Puede sernos de utilidad sacar lo bueno que nos espera a la vuelta y trabajar por cada día un poco más positivos.

Imagen | Moyan_Brenn