Parece que venimos al mundo con la capacidad de reconocer caras. Incluso a edades muy tempranas como los 10 días de vida, podemos ver cómo el bebé fija su atención en los rostros, pero ¿qué es lo que verdaderamente capta su atención?
A los 10 días no son los rasgos faciales los que llaman la atención del bebé, si no los contrastes que generan dichos rasgos. Su sistema nervioso está preparado para evaluar la intensidad. Son los contrastes que generan el juego de luces y sombras de nuestros ojos, cejas, boca, etc, lo que es atrayente para el bebé. Aún no es capaz de captar los rasgos faciales, ni de darles significado, pero sí capta el contraste que producen.
A las 6 semanas el cerebro superior del bebé se despierta. Aquí podemos observar que ya no solamente capta la atención del bebé el contraste que producen los diferentes rasgos faciales, si no que empieza a dar sentido a lo que ve. De ahí que prefiera mirar el contraste producido por una cara, que el producido simplemente por sombras.
Durante estas primeras semanas de vida surgen nuevas rutas neuronales en el bebé, cuantas más cosas ve, más capacidad de desarrollo neuronal tiene. Esta atención hacia los contrastes es algo que estará muy presente en el bebé durante los primeros meses de vida, podemos estimularle jugando con diferentes intensidades de luz, color, sonido… A esta corta edad los bebés se aburren si no hay nada nuevo que despierte su interés, por lo que debemos buscar una estimulación novedosa y no repetitiva.